Hablemos de permisos emocionales.
Es muy posible que nadie te haya hablado de ellos. De hecho, ni se estudian en los colegios ni nuestros padres, en ocasiones, se preocupan por transmitírnoslos.
Sin embargo, los permisos emocionales son los ingredientes más importantes para tener una vida digna, feliz y equilibrada. Están hechos de libertades y de emociones que nos sanan en momentos de dificultad.
Ahora bien, algo que todos sabemos es que la mayoría del tiempo centramos nuestra existencia en el exterior. Nos preocupamos por quedar bien con los demás y por ofrecer lo mejor de nosotros para que el resto esté bien.
Sin embargo, ¿por qué no empezamos ya a fijar nuestra mirada hacia el interior? Lo creamos o no, es así como uno despierta de verdad: mirando hacia dentro para ser más libre.
A continuación, te proponemos descubrir cuáles son esos 5 permisos que debes darte para favorecer tu crecimiento personal. Empieza hoy mismo a ponerlos a ponerlos en practica.
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Los 5 permisos para tu crecimiento emocional.
Te das permisos en el trabajo para ir al médico o para resolver asuntos burocráticos. De vez en cuando, también te das sencillos caprichos: tomar algo con las amistades, comprarte un libro o un vestido nuevo, salir a pasear en soledad a última hora del día…
Ahora bien, ¿qué hay de los permisos de felicidad? ¿cuándo fue la última vez que te dijiste a ti mismo «me voy a ser feliz»?
Sabemos que no es fácil, que nadie puede romper así como así sus obligaciones para hacer lo que desee.
Sin embargo, la clave está en el equilibrio y, ante todo, en darte permiso para ser feliz en aquello que haces. Toma nota de estas 5 claves.
1. Me doy permiso para ser quién soy y no cambiar por nadie.
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Puede que te sorprenda, pero las personas cambian muy a menudo por influencias ajenas. A veces, una relación de pareja tormentosa y complicada va limando muchas de tus características.
Dejas de ser quien eres para convertirte en la sombra de alguien. Te olvidas de cuidarte, de atenderte y, poco a poco, vives con más miedos que con ilusiones.
No cambies por nadie. Defiende tus esencias, tus valores, tus bellezas internas. Date permiso para celebrar lo que eres sin necesidad de hacer renuncias.
2. Me doy permiso para sentir y comprenderme.
Esto pasa muy a menudo: te sientes frustrado, enfadado con alguien, dolido o decepcionado. Ahora bien, en lugar de desenredar este nudo emocional para darle solución, lo guardas en lo más hondo de tu corazón, disimulándolo.
Aparentas que no pasa nada, «que todo está bien» cuando, en realidad, no es así.
No lo hagas, date permiso para sentir, para comprender, resolver y sanar. La libertad emocional es imprescindible para cimentar nuestra felicidad.
Por otro lado, el hecho de comprender qué sientes y cómo te afectan determinadas cosas y personas te permite conocerte mucho mejor. Date permiso para ahondar en tus partes más oscuras, sácalas a la luz y sánalas.
Algo así te obligará, sin duda, a enfrentarte a muchos de tus miedos y a esos problemas no resueltos que todos arrastramos en el presente.
3. Me concedo el permiso de buscar aquello que deseo.
Antes de buscar aquello que te hace feliz, debemos tener claro qué quieres. Resulta curioso, pero muchas personas viven gran parte de su existencia sintiendo ese vacío interior donde no tienen claras sus prioridades ni qué necesitan para ser felices.
Date permisos para alcanzar la calma interior. Que nadie te traiga amarguras, que nadie te obligue a hacer cosas que no encajan con tus valores.
Date permiso para que cada día valga la pena. No importa que tengas obligaciones y deberes: regálate dos horas para ti mismo, haciendo aquello que deseas.
Márcate propósitos por los que luchar, ponte ilusiones a corto y largo plazo.
Enfoca tu vida de forma que, cada vez que abras los ojos por la mañana, las metas te empujen a seguir adelante, a luchar.
4. Tengo derecho a tener mi propia opinión, me concedo el derecho a expresarla.
No te calles, practica la sinceridad cada día de tu vida. Solo así sentirás esa congruencia emocional donde lo que piensas y sientes se corresponde con lo que haces y dices.
5. Me doy permiso para cerrar etapas.
Cerrar ciclos y esas etapas no es algo precisamente fácil. Tanto es así que son muchos los que se niegan a ello. Piensan que es mejor callar, soportar y mantenerse en esa dinámica que, aunque les hace infelices, es lo único que tienen.
No lo hagas: date permiso para ser feliz y sé capaz de dejar lo que no se sostiene, lo que hace daño, lo que ya no es de tu talla.
Mirar al futuro y olvidar el pasado
Cierra etapas, di sí a los cambios que llegan para mejor y que te traen nuevas oportunidades para ser feliz. Elige crecer por dentro para ser feliz por fuera.
Concédete estos 5 permisos desde hoy mismo. Notarás que tu calidad de vida mejora y te sientes mucho mejor con el mundo que te rodea.
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