LA ESCUADRA Y EL COMPÁS.

La masonería a lo largo de los años ha fungido como doctrina auspiciadora de hombres y mujeres galantes, que profesan la rectitud en sus ideales y perseverancia respecto a sus valores. Este compromiso con la humanidad se debe en gran parte a la esencia con que nace y se conserva esta doctrina, pues atreves de la herencia milenaria de sus dogmas y tradiciones, se ha podido mantener esa inherencia nata, junto con sus conocimientos íntegros  y sus enseñanzas puras.

Universalmente el símbolo referente de tan brillante doctrina es una escuadra y un compás coronado por la letra G en su centro. Sin embargo a pesar de ser para muchos conocido, el verdadero significado de tan excelso símbolo es muy amplio y de carácter secreto, por tal motivo, reposa celosamente dentro de la mente de los eruditos que se dedican al estudio de la doctrina masónica.

Para los oidos profanos existen analogías y referencias para incurrir dentro de la exotérica de nuestra augusta institución. Para la afinidad del símbolo masónico universal, nos encontramos con el significado de la ética mundial. En donde la escuadra siendo unas de las principales herramientas de los constructores, creadora de la perfección en las más bellas obras de la humanidad, tiene a su merced la representación de la rectitud dentro de la conducta humana.

Siendo este el símbolo garante de una vida recta, en donde el respeto a las leyes y las reglas, la moralidad, la honradez y el trato justo y amable se vuelven referentes de una persona que es de confiar, con buena fe y honrado en respecto de la humanidad.

En el caso del compás, es alusivo a los principios básicos por los que debe de sostenerse el hombre, la senda por la cual debe seguir hasta la cúspide de sus ideales, para alcanzar la virtud y la felicidad. Es el elemento complementario que da uniformidad a la rectitud, brinda estabilidad y candor al pensamiento del hombre, iluminándolo hasta la cúspide de su desarrollo espiritual.